miércoles, 9 de febrero de 2011

Una relacion sana con el mentor espiritual




En una sangha-reunión-tamaliza, con los amigos y compañeros de camino, después de platicar un rato y contarnos los últimos chismes del momento, salió a la luz el comentario más auténtico y honesto de la noche. Una de las chicas presentes dijo algo así como - A mí me cuesta un poco de trabajo relacionarme con nuestro Lama (mentor espiritual). Para mi es la máxima figura de autoridad. ¡Imagínense! Sus opiniones tienen mas autoridad que los de mi papá, el psicólogo e Internet juntos.- Todos reímos, e inmediatamente otra de la chicas presentes preguntó, -¿Pero cómo te cuesta relacionarte con él, a qué te refieres?, - bueno, es que… mmm, la verdad es que llevo como casi 15 años de conocerlo y siento que ni se sabe mi nombre, ni  me ubica realmente. Me cuesta trabajo ver que tiene preferidos. Y que nunca seré del tipo de alumnos “preferidos”.

Lo que siguió a eso fueron todo tipo de comentarios y recomendaciones, algunos conciliadores y otros no tanto, algunos empáticos y otros un poco alarmados. Lo que fue interesante es que gracias al comentario honesto de la chica, todos demostramos inconscientemente nuestro verdadero lazo que nos une a nuestro guía espiritual, lo que realmente sentimos por nuestro maestro en común.

Vaya que es un tema complicado el del mentor espiritual, sobre todo porque en él depositamos todas nuestras creencias, ilusiones y expectativas acerca del comportamiento de un verdadero maestro iluminado, o por lo menos, más iluminado que nosotros.

Imagínense, ¿Como debería de ser el maestro perfecto según nuestras creencias? Tendría que ajustarse a nuestra cultura, vivencias, género, gustos, religión, ética, nivel socioeconómico, ideas, estado de ánimo, etc. Para que él fuera exactamente como nosotros quisiéramos.

¿Cual es tu idea del maestro perfecto? ¡Wow!. La mía la tengo claramente definida. Debería de ser impecable como Don Juan, sin errores humanos, totalmente certero y contundente en todos sus actos, con la agudeza mental de Chogyam Trungpa, con su claridad y facilidad de palabra que devastan la mente ignorante con tan sólo escuchar sus comentarios, debería tener la ecuanimidad y amor que el Dalai Lama demuestra a todos los seres con los que tiene contacto, mmmhhh… también tendría que ser místico a lo Gurdieff, quizá con la capacidad de cautivar a las masas como Deepak Chopra, un poco loco como los sabios no conceptuales del zen, y con “onda”, actitud y cuerpo de G.I Joe como Lama Ole Nydahl y si se puede, aunque no es tan necesario, chingón en las artes marciales como Bruce Lee. ¡Ah! Y yo tengo que ser de sus favoritos.

Cuando convivo con mis maestros cada dos años en el retiro de fin de semana, o en el seminario express de 2 días intensivos, mi fantasía sobre su perfección suele durar. Pero al mantener cercanía y al conocerlos mejor, los maestros no encajan tanto con mis ideas de cómo deberían de ser, y al darme cuenta de esto empiezo a sufrir y a dudar de su enseñanza.

Lo que he aprendido con el paso de los años y muchos dolores de cabeza, es que, para llevarla en paz con el mentor y sacarle el mayor provecho a sus enseñanzas, lo mejor es distinguir entre lo que es la enseñanza que apunta hacia la verdad y lo que es el individuo que las está dando. Exaltar y valorar su enseñanza y sus cualidades que nos acercan a nuestra naturaleza abierta y clara, y no poner tanta atención en el individuo o sus errores.

Podemos usar la metáfora común que se encuentra en el budismo tibetano para describir a la mente: La verdadera naturaleza del mentor y la realidad a la que apunta son como el cielo, y su personalidad y errores son como las nubes. No es que no veas las nubes, sino que mantienes claridad acerca de que éstas son temporales y circunstanciales, y la naturaleza abierta y clara del cielo siempre está presente, a pesar de que las nubes lo cubran.

A mí me es difícil tener siempre en mente esta metáfora, y suelo olvidarla pues creo que no hay fantasía mas difícil de trascender, que las propias ideas acerca de la iluminación.

Si quieren informarse mas, hay un libro excelente que habla al respecto, y creo que es un, “debe de leerse”, si deseas mantener una relación seria con un mentor espiritual: Relating to a Spiritual Teacher: Building a Healthy Relationship, de Alexander Berzin, o pueden checar la siguiente liga de su página, que tiene fragmentos traducidos al español de este libro,(busca la sección “La relación espiritual estudiante-maestro” y navega por las ligas que te interesen sobre este tema):


Mis mejores deseos para sus vínculos espirituales y que podamos ir mas allá de nuestros conceptos para ser de mayor beneficio a nosotros y los que nos rodean.