jueves, 27 de enero de 2011

Tierra de Zombies


Ayer vi la película “Tierra de Zombies” del director Ruben Fleischer. Nunca fui fan de los zombies hasta que mi esposa me transmitió su “pasión” por ellos.

Cuando éramos amigos, le pregunte por qué le gustaban tanto los zombies, y una de las razones que me dio, es que los zombies son una metáfora de la manera en la que vivimos; como muertos vivientes.

Vaya que me pareció interesante la analogía! Los muertos vivientes de movimientos aletargados y sedientos de carne fresca, dejaron de ser algo ridículo y se convirtieron en algo familiar, algo con lo que convivía todos los días.

¿Son los muertos vivientes muy diferentes a nosotros? Solo hace falta subirse al metro a las 6 de la tarde, para ver que muchos de los usuarios son una fiel representación de estas criaturas. Y con todos los matices zombies:  De entrada mantienen la vista apagada, mirada al vacío, jeta de hueva infinita, y movimientos lentos. El problema es cuando se tornan violentos al apañar lugar o al intentar subir al ya atascado vagón. La agresividad zombie se pone intensa.

¿No actuamos igual en nuestros trabajos, en la escuela ó con nuestra familia?

A mi me pasa seguido, sobretodo cuando hago cosas que no me interesan, a veces el reflejo de algún vidrio me demuestra mi realidad, “cara de zombie”. Al igual que ellos actuó como si las cosas no tuvieran sentido, hasta que me topo con aquello que me va a saciar la intensa hambre  de satisfacción que tengo en mis tripas. Sediento toco el claxon cuando alguien me impide llegar a tiempo a la cita, ¡Quítate wey!

Después de un día intenso, exhausto, quiero descansar y desconectarme viendo la  bendita tele, sediento agarro el control y listo para chuparme el tuétano de la serie CSI se acerca mi pequeñín y me dice, -¡Papá dibujar!- , a lo que le respondo, -Ahora no papacito, déjame ver la tele un rato y después dibujamos-, -¡Papá dibujar!-, -Ahora no hijo, después-, -¡Papá dibujaaar!!!-, -¡No!, ¡Papá no va a dibujar ahorita!-, después sigue el llanto del pequeñín y llega su madre al rescate, -ven chiquito, deja a papá descansar, vamos a dibujar-.

En ese momento me siento el ser mas desagradable del mundo, “un despreciable sediento zombie”. Que curioso, cuando damos por dado las cosas y pensamos que tenemos mucho tiempo para disfrutar la vida “después”, actuamos como zombies. Pensamos cosas como: cuando tenga tiempo, cuando cambie de chamba, cuando mi hijo crezca, cuando me jubile, cuando salga de vacaciones, etc., entonces podré disfrutar.

Por el contrario, cuando por suerte valoramos el poco tiempo que tenemos en la vida y notamos que la vida se nos va como agua, decidimos aprovecharla y vivirla intensamente, sin desperdiciar ni un pequeño instante.

Que curioso, cuando notamos que somos mortales y no tenemos tiempo que perder aprovechamos la vida al máximo, pero cuando nos sentimos inmortales y sentimos que tenemos demasiado tiempo para aprovechar nuestra vida “después”, nos comportamos como muertos vivientes.

Les deseo una excelente vida.

Atte: Mente de cocodrilo, (quien a veces actúa como “mente de zombie”).

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